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Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos se realizan para efectos de estudio.
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El debate internacional sobre la educación superior visto desde El Salvador
Por Roberto Pineda
9 de septiembre de 2012
Introducción
El actual conflicto entre imperios y resistencias populares se expresa en una gran multitud de rostros y situaciones, y abarca la totalidad del planeta. Uno de estos miles de rostros, muchas veces oculto por el velo de los medios, es el debate internacional sobre la educación superior.
No es el único. Existe el rostro militar que se manifiesta como intervenciones, conflictos locales o regionales. La situación de guerra en Afganistán es parte de este rostro. Así como lo ha sido Irak, Libia y amenaza con serlo Siria e Irán. Esta también el rostro que se manifiesta al interior de la OMC, en la disputa por sanciones e imposición de acuerdos comerciales.
El rostro que asoma sus ojos diplomáticos desde la ONU y su disputado Consejo de Seguridad. Y a nivel regional en América Latina y el Caribe se registra el mayor enfrentamiento político del planeta, surgen expresiones avanzadas como el proyecto del ALBA, UNASUR y CELAC.
Y la OEA se encuentra en crisis. En nuestro caso como país el escenario es el SICA, formado en 1993 por los gobiernos centroamericanos y Panamá. Esta también el rostro que se esconde en la lucha por los recursos minerales, por el agua, por el gas natural, por los hidrocarburos.
A nivel de universidades la disputa internacional se realiza al interior de la IAU. A nivel de universidades centroamericanas, está el CSUCA, formado en San Salvador en 1948.
Recién concluyeron los Juegos Olímpicos de Londres en donde el medallero reflejó la brutal disputa por los primeros lugares: EE.UU., 104, China, 88, Gran Bretaña, 65, Rusia, 82, Corea, 28, Alemania, 44, Francia, 34, Italia, 28, Hungría, 17 y Australia, 35. Los imperios todavía predominando. En fin, una multitud de rostros, un racimo de conflictos. Y en cada uno de estos escenarios existen momentos de mucha tensión y momentos de quietud.
La comprensión de las melodías y los códigos de esta polémica sobre la educación superior, es vital para la construcción de una estrategia que nos permita en El Salvador, defender la gloriosa tradición de la UES como una universidad subversiva, por lo tanto científica y comprometida.
Imperio, resistencia, universidad
Los imperios controlan las fuentes de conocimiento y de investigación. El desarrollo científico y tecnológico está orientado a garantizar el predominio de los países dominantes y globalizadores, que son los imperios actuales que dominan los grandes laboratorios y poseen las grandes bibliotecas.
Por su parte, los países y pueblos en resistencia, los países globalizados, necesitan construir su propio diseño académico en la educación que responda a sus propias necesidades de desarrollo y les permita disputar en parte, el control que ejercen las políticas internacionales vinculadas a la educación superior.
Las universidades de los países globalizados encarnan la dicotomía de por una parte, reflejar la influencia y estar sometidas al control de los centros imperiales de elaboración de pensamiento y por otra parte, la necesidad de convertirse en instituciones al servicio de la autodeterminación nacional y búsqueda de sus propios paradigmas de desarrollo.
A nivel internacional, la correlación de fuerzas favorece decisivamente a las universidades “de primer nivel” subordinadas a los centros mundiales de poder financiero, las cuales disfrutan de multimillonarias alianzas estratégicas con la industria farmacéutica, aeroespacial, de alimentos e incluso la de producción de armamentos.
No es casual que Estados Unidos y su sistema universitario encabece los diversos listados de clasificación de universidades o ranking, y se posicione como la nación con los más prestigiosos centros universitarios de docencia e investigación, incluso hasta en el estudio de las realidades de nuestra región latinoamericana y caribeña.
Uno de los más reconocidos rankings es el elaborado por la Universidad Jiao Tong de Shanghái (RPCh), el cual clasifica a 500 universidades con base a criterios de calidad como nivel de estudiantes, docentes, centros de investigaciones y publicaciones.
Entre las 4 primeras universidades de los países globalizadores, que encabezan este listado se encuentran las estadounidenses Harvard, Berkeley, Stanford y MIT, en quinto lugar la británica Cambridge, y de nuevo EE.UU. recupera la hegemonía con el Instituto Tecnológico de California, Princeton, Columbia, Chicago, y en decimo lugar la británica Oxford.
De estas 500 universidades seleccionadas, únicamente 73 son de los países globalizados, y no precisamente en los primeros lugares. Pero es importante rescatar algunas para identificar tendencias, En los rangos de 102 a 150 se ubica la Universidad de la ciudad de Sao Paulo, Brasil y las de Taiwán, Singapur y Seúl. En los rangos de 151 a 200, la UNAM y la UBA, así como Shanghái, Beijing, y Hong Kong. En los rangos de 201 a 300, Campinas (Brasil), Ciudad del Cabo (RSA). En los rangos de 301 a 400, Teherán (Irán) e India.
La UES ni sueña con aparecer en este exclusivo listado. Pero si aparece en el ranking Iberoamericano, ocupando el año pasado el lugar 574, de un total de 1368 universidades evaluadas, que la coloca en el primer lugar nacional, seguida por la UCA, luego por la UTEC, la Evangélica y en quinto lugar, la José Matías Delgado. Este ranking evalúa producción científica, nivel de colaboración internacional, calidad científica promedio y artículos publicados en revistas de prestigio.
El Banco Mundial ataca de nuevo
En octubre del año pasado el Banco Mundial divulgó en la capital estadounidense su último informe sobre la educación superior y lo tituló “El camino hacia la excelencia académica: la gestación de universidades de investigación de primer nivel.”
En este informe, luego de analizar en once capítulos, diversas experiencias universitarias a nivel global, se concluye en tres grandes tesis: la primera es que una universidad para ser exitosa necesita concentrar en su seno a una gran cantidad de académicos y estudiantes talentosos. Esta premisa permite que este centro de estudio se convierta en una institución prestigiosa.
En segundo lugar, necesita aprovisionarse de un cuantioso presupuesto. La única vía para contar con universidades que desarrollen investigación de primer nivel es mediante cuantiosos recursos, que deben de ser asignados por sus respectivos estados, lo cual se vuelve muy difícil dada la grave crisis económica mundial.
Y en tercer lugar, se necesita lo que el Banco Mundial llama liderazgo y visión estratégica. La cual consiste en la flexibilidad para insertarse en campos donde se promueva la competitividad, innovación y creatividad, como pilares de la investigación científica de primer nivel. Sin duda alguna el Banco Mundial está hablando de las corporaciones y el sector privado en general.
Estas son las conclusiones luego de analizar las experiencias de universidades llamadas exitosas de África, Asia, América Latina y Europa oriental. En el caso de nuestra región, se toma como modelos las experiencias universitarias de Chile y el Tecnológico de Monterrey, México.
El interés del Banco Mundial en este tema no es nuevo. Ya en el pasado ha publicado “informes” que han servido como guías para la concesión de préstamos a países con gobiernos que sigan estas recomendaciones. En septiembre de 1993, cuando el mundo se ajustaba a un nuevo orden internacional, publicó un informe titulado “La educación superior: lecciones de la experiencia.”
En ese trabajo el BM señalaba que los recursos destinados a la educación superior no eran utilizados con eficiencia, y que los gobiernos de los países emergentes deberían de priorizar la educación primaria y secundaria; la cual permitía lograr una tasa de retorno social mayor que la del nivel superior.
Y asimismo “sugería” que los gobiernos deberían de ahorrar costos mediante la supresión de la gratuidad, el establecimiento del crédito educativo y el fortalecimiento de la educación superior privada, medidas que fueron obediente y disciplinadamente observadas por los cuatro gobiernos de ARENA y que tristemente todavía mantienen su vigencia durante el gobierno del presidente Mauricio Funes.
La posición de la UNESCO
En el año 2009 la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, realizó en París, Francia, una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en la que definió los lineamientos básicos en esta materia. El tema de la reunión fue el de “las nuevas dinámicas de la educación superior y la investigación para el cambio social y el desarrollo.” Y uno de los propósitos fue el de hacer un balance de la última conferencia internacional celebrada en 1998.
En su Declaración Final afirman como principio que “la educación superior es un bien público y un imperativo estratégico para todos los niveles de educación. Las bases para la investigación, innovación y creatividad debe ser una materia de responsabilidad y de apoyo económico por los gobiernos como está enfatizado en la Declaración Mundial sobre los Derechos Humanos. La educación superior deberá ser accesible igualmente a todos con base en los méritos, artículo 26 parágrafo 1.”
Sostienen firmemente que “la actual caída económica podría ampliar el desfase o la diferencia en el acceso o las cualidades entre los países desarrollados y los países en desarrollo y dentro mismo de los países presentando desafíos adicionales a los países donde el acceso ya está restringido. En ningún tiempo de la historia ha sido tan importante invertir en la educación superior como una fuerza importante y mayor en la construcción de una sociedad y el conocimiento diverso e inclusivo para el avance de la investigación, innovación y creatividad.”
Asegura la declaración que “la década pasada proporciona evidencias de que la educación superior y la investigación contribuyen a la erradicación de la pobreza, el sostenimiento del desarrollo y el progreso hacia el logro de objetivos de desarrollo internacionalmente acordados incluyendo los objetivos del milenio y la educación para todos. La agenda de la educación global debería reflejar estas realidades.”
Considera como responsabilidad social de la educación superior la de “adelantar nuestra comprensión de temas multifacéticos que envuelven aspectos sociales, económicos, científicos y dimensiones culturales y nuestra habilidad para responder o actuar sobre ellos. Deben liderar la sociedad en la generación de conocimientos globales para atender los desafíos globales entre otros: la seguridad alimentaria, el cambio climático, La administración del agua, el diálogo intercultural, la energía renovable y la salud pública.”
Establece la declaración de la UNESCO que “las instituciones de educación superior a través de sus funciones principales que son: la investigación, la enseñanza y el servicio a la comunidad llevados adelante en el contexto de la autonomía institucional, la libertad académica debería aumentar su foco interdisciplinario y promover pensamiento crítico y activar ciudadanía que contribuya al desarrollo y al avance de la sostenibilidad del desarrollo, la paz, el bienestar, el desarrollo y la realización de los derechos humanos incluyendo la equidad y género.”
Subraya que “las instituciones de educación superior a través del mundo tienen una responsabilidad social de ayudar a reducir la diferencia en el desarrollo, incrementando la transferencia del conocimiento a todos los sectores, especialmente hacia los países en desarrollo y trabajar para encontrar soluciones comunes que fortalezcan la circulación de cerebros y aliviar el impacto negativo de la fuga de cerebros.”
Es claro que esta visión humanista de la UNESCO choca con el pensamiento centrado en el mercado que se desprende de los documentos del Banco Mundial. Y no es de este momento, ya en 1995 se discutió una posición con el título de “Documento sobre políticas para el cambio y el desarrollo de la educación superior” en el que se planteaba la tesis que esta contribuye al desarrollo.
Así también se expresaba en aquel momento la necesidad de combinar la exigencia de universalidad con el imperativo de la pertinencia, como responsabilidad frente a la sociedad. Se planteaban tres núcleos de reflexión: la pertinencia, la calidad y la internacionalización.
La experiencia de El Salvador y la posición de la UES
El periodo del conflicto armado (1980-1992) modificó profundamente las relaciones entre universidad y estado.
La UES jugó el papel en diversos momentos de retaguardia estratégica de la insurgencia.
El régimen militar respondió castigando a la universidad con la represión y el ahogamiento presupuestario y hasta con intervenciones. Así como con la promoción a partir de 1980 de una explosión de universidades privadas. Los sectores populares por su parte, premiaron a la universidad con un merecido cariño y reconocimiento.
Con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992 y la apertura de un nuevo ciclo histórico de perfiles democráticos, la universidad se vio desplazada en su rol social por la emergencia del FMLN como partido político, y además ante el desenlace negociado del conflicto, se encontró en una crisis de identidad muy profunda, que concluyó en la desactivación de su andamiaje organizativo (Unidad Universitaria) así como en la pérdida de su identidad con un proyecto popular de cambio.
Durante los cuatro gobiernos de ARENA (1989-2009) la universidad se fue alejando de los sectores populares. En especial durante los gobiernos de Calderón Sol, Flores y Saca.
En el 2006, durante el gobierno de Saca y la rectoría de la Dra. Rodríguez, las autoridades universitarias trataron de impulsar un proyecto privatizador mediante un préstamo del BID. Pero este intento fracasó como resultado del rechazo de la comunidad universitaria.
Pero este alejamiento de los sectores populares no se tradujo en un fortalecimiento académico. La estrategia de la derecha académica fue el de abandonar la UES y construir y fortalecer sus propios proyectos universitarios., UJMD, ESEN. Y han avanzado bastante por este camino.
La llegada en el 2009 del gobierno de coalición entre el presidente Funes y el FMLN, no significó ningún cambio sustancial en las relaciones entre UES y estado. Desde el Ministerio de Educación se le dio continuidad a las políticas de educación superior diseñadas por los gobiernos areneros.
Perspectivas
El diseño de una política de educación superior no puede ya restringirse a la UES. Pero tampoco puede negar su carácter de ser la única universidad pública del país. En este sentido, es crucial para la UES definir con claridad su proyecto académico. Pareciera ser que la casi fusión existente con los sectores populares en el pasado, lo cual fue necesario pero no era adecuado, ha dado lugar a una situación opuesta de casi separación, y convertido a la UES en una isla.
Lo cual tampoco es conveniente y explica la ausencia de propuestas desde la academia hacia la sociedad. La UES se ha alejado de sus raíces populares. Y los sectores populares le responden abandonándola. La reconstrucción de este vínculo del reconocimiento es una pieza clave para definir un rumbo académico pertinente.
Y para que la UES recupere desde su naturaleza académica este vínculo perdido y necesario. O como parece que está sucediendo, se reconstruya la relación también con raíces históricas, con los sectores dominantes del país. Son dos posibilidades que pueden convertirse en realidades.
Otro elemento esencial es la cohesión interna. Pareciera ser que la visión jurídica como corporación ha rebasado la tradición histórica de comunidad. Pareciera ser que la energía que antes se proyectaba hacia la sociedad como conciencia crítica hoy se manifiesta como conflictos permanentes y estériles entre los diversos componentes de la UES. La confianza y cooperación del periodo de la guerra se han convertido en rivalidades y disputas, incluso y principalmente entre las fuerzas de izquierda.
Reconstruir este tejido dañado no será fácil, pero si vital para lograr impulsar el renacimiento de la UES, y en esto juega un papel esencial, la alianza entre estudiantes y docentes. La prolongada ausencia ya por 12 años de AGEUS es muy reveladora de la situación de la UES.
Y un tercer elemento es el de la legitimidad. La UES era antes respetada por su capacidad de propuesta científica. En los más difíciles momentos de represión e intervención militar, la voz universitaria tenía su propio sello reconocido de protesta y propuesta.
Hoy prevalece el silencio. La sociedad salvadoreña va a respetar de nuevo a la UES en la medida que recupere su carácter de conciencia crítica, o sea su naturaleza subversiva, en la línea de los postulados de la UNESCO. O se va a olvidar de ella en la medida que abrace los postulados privatizadores y elitistas del Banco Mundial.
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